
Para decoraciones simples:
- Derretí la isomalta sin agregar agua, a fuego medio-bajo, hasta que esté completamente líquido.
- Verté sobre un tapete de silicona o en moldes y dejá enfriar.
Para esculturas o formas más complejas:
- Mezclá 80% isomalta y 20% agua en una olla de fondo grueso.
- Calentá hasta alcanzar 165°C, siguiendo el mismo proceso que el azúcar.
- Una vez listo, podés moldearlo o soplarlo como el caramelo.
Diferencia con el azúcar:
Se puede recalentar sin que cristalice.
Es más resistente a la humedad.
Permite hacer decoraciones translúcidas y brillantes con mayor estabilidad.